miércoles, 5 de marzo de 2014

OSEAS 8,1 Hay un águila en la casa de Yavé, porque han violado mi alianza,




                                 imagen de Internet 
Ayer, ayer que no hoy, entré en un corral de gallinas.
Fui y observé y agudicé el oído.
Las gallinas durante todo el tiempo lo único que hacían era
cococo, cococo, cococo.
¡Ah! Pero había un gallo, altivo, orgulloso, estirado. Soy el gallo del corral,
repetía sin cesar, picoteo a mis gallinas, mi canto es de tenor, con él a mis vecinos despierto yyy a alguna que otra gallina.

¡Ah! Tonto engreído galán.

En el corral de al lado hay una pollita, descarada, muy bonita.
Está cansada del viejo gallo. Éste la agasaja sin cesar, la acorrala y picotea, la asedia, la persigue.
Cansada está la pollita y haciéndose la tontita una salsa merengada delante del joven gallo ha decidido bailar.
Ella piensa que este gallo al fin la pretenderá.

Caballero, sí, usted, ¿dónde va? Acaso no quiere oír lo que tengo que contar. Mire usted que la historia solo acaba de empezar…Yo le invito a que se siente y termino de contar. Es muy breve, ya verá. 

La pollita está cantando, alborota a las gallinas.

El vejestorio cavila. Ese gallo presumido ¿me quitara a mis pollitas? Jamás lo consentirá.
Lo mira y piensa ¡uf! Demasiados musculitos, cerebrito muy poquito y algo torcido le diviso ese espolón.

Me acercaré despacio, que crea que estoy cansado, que de gallo, yo, ya paso.
El galán lo ve, lo mira y decide en su inocencia que el compañero emplumado, ya vetusto, bien le puede entender y en él puede confiar.

Cuenta, cuenta… Yo, a tu edad, la cresta ya me pesaba ¿Y tú, chaval, cómo vas?

Pues verás, solo tengo plumas, le cuenta el infeliz, he de mantener el tipo de gallo bien emplumado, la cresta ya se me dobla la tengo que sujetar, el espolón me tropieza cuando las quiero montar, picoteo, picoteo pero picoteo mal, ¿a quién quiero yo engañar?

Y el viejo gallo cavila. O sea que la gallina vieja tiene razón cuando de él cuenta que no es gallo ni gallina y le falla el espolón y por la puerta trasera el gallito se le escapa.  

 El viejo piensa y piensa. Yo te voy a escarmentar. Sin pluma te has de quedar. Que a mi pollita tú no la vas a picar ya verás cuando yo cuente que este gallo no es tal gallo ni sirve como galán.

Y el emplumado vejete contó y recontó lo dicho, y lo no dicho también, y de gallo pasó a gallito, solo con sus musculito.
Las gallinas a lo suyo, cococo cococo cococo, bailando está la pollita, rodeando a su vejete,  al compas de una canción que otro gallo va cantando y enseñando el espolón.


De la Safor


1 comentario:

 Éxodo 22, mi ira se encenderá y os matara a filo de espada.   Hola Pichín, hace algún tiempo que nos conocemos, bueno, que te conozco. ...